Serum Moms
Cuando el Cuidado de la Piel Se Convierte en Ansiedad Heredada
La historia de la belleza está escrita en ciclos. No lo olvidemos. Tener claro esto, aporta calma ante tanta presión social sobre el físico. Lo que una generación rechaza, la siguiente lo reinventa con una nueva máscara. En los 2000, el ideal femenino se definía en kilos: si la balanza no marcaba el número correcto, estabas fuera. Hoy, el control ya no está en el peso, sino en la piel lisa, los poros, y el no querer envejecer. La piel perfecta es la nueva talla cero, y la obsesión por alcanzarla ha dado lugar a una nueva figura materna: las Serum Moms.
Este término, acuñado por la periodista Jessica DeFino, describe a aquellas madres que han hecho del skincare su religión y que inculcan a sus hijas la misma devoción por el antienvejecimiento. La diferencia es que ahora la lucha ya no comienza en la adolescencia, sino en la infancia. Si antes las niñas temían engordar, ahora temen envejecer. No es lo mismo fomentar buenos hábitos de cuidado, que añadir preocupaciones que no corresponden a la edad.

Son las nuevas reglas del juego, pero la misma presión de siempre. De eso no va mi concepto de la belleza. Eso no es “Belleza Con Cabeza”.
La cultura del skincare ha reemplazado a la cultura de la dieta, pero el mensaje es idéntico: la belleza es un esfuerzo constante y cualquier desviación de la norma es un fracaso. Mientras las millennials crecieron creyendo que la comida era su enemiga, las nuevas generaciones están convencidas de que la textura de su piel es un defecto a corregir.
Las redes sociales, especialmente TikTok, han acelerado esta obsesión. Las Sephora Kids, niñas de 10 o 12 años que gastan su dinero en sérums y cremas antiarrugas, son prueba de que la industria de la belleza ha encontrado su nuevo nicho. Hay marcas que ya han adaptado su estrategia de marketing para capturar a estas pequeñas consumidoras, vendiéndoles la promesa de una piel “perfecta” que, paradójicamente, no deberían necesitar aún.
El problema es que estas niñas no están aprendiendo a cuidarse, sino a preocuparse. Su piel no tiene arrugas, pero su autoestima ya está marcada por la idea de que algún día las tendrá y que eso es algo terrible. El miedo a engordar ha sido reemplazado por el miedo a envejecer, pero el miedo sigue ahí.
Serum Moms: ¿Madres o mensajeras de la ansiedad estética?

Muchas Serum Moms no son villanas en esta historia, sino víctimas de la misma presión social que ahora transmiten a sus hijas. Por eso este artículo no es una crítica; mi objetivo es que invite a la reflexión. Muchas madres de hoy crecieron bombardeadas con ideales de belleza imposibles y aprendieron que su valor estaba en su apariencia. Si ellas han pasado la vida luchando contra su propio envejecimiento, ¿cómo no van a enseñar a sus hijas a hacer lo mismo?
Pero aquí está la clave: también tienen el poder de romper el ciclo. En lugar de enseñarles a temer el paso del tiempo, pueden educarlas en la aceptación. En vez de perpetuar la cultura del “cuidado” obsesivo, pueden promover el autocuidado real, el que nace del respeto y no de la ansiedad.
Porque al final, la piel perfecta no existe. Lo que sí existe es la oportunidad de criar una nueva generación de mujeres que, por primera vez, disfruten cuidándose y no tengan que pasarse la vida luchando contra sí mismas.
(Artículo de María Estela de Abajo Sanz para LNE el 15 de marzo de 2025)