Cuidado Intestinal
Cada vez se da mayor importancia y se investiga más a cerca de nuestra salud intestinal y en especial la microbiota. Incluso hay muchos estudios que están hallando relación con enfermedades que, a priori, no diríamos que tienen relación directa, como el Alzheimer o la Esclerosis Múltiple.
Pero ¿Qué es exactamente la microbiota? Son diminutos huéspedes que se encuentran en nuestro organismo en el que el 98 % son baterías y el resto protozoos, virus y levaduras. Si sabemos establecer una buena “relación” con ellos, podemos ganar mucho en salud.
¿Qué trucos podemos hacer en nuestra rutina diaria?
¿Sabes distinguir entre prebióticos, probióticos?…
Realiza una dieta rica prebióticos.
Los prebióticos son “el alimento” de nuestras bacterias, en especial de aquellas “amigables”. Son en definitiva ingredientes no digeribles que ingerimos a través de nuestra dieta. Los más estudiados son los fructooligosacáridos y la inulina.
¿Qué alimentos son ricos en fructooligosacáridos? Es muy abundante en vegetales como el puerro, la cebolla, los espárragos, la achicoria y la alcachofa.
¿Qué alimentos son ricos en inulina? Se encuentra en puerro, cebolla, achicoria, tomate, plátano, centeno, cebada y trigo.
¿Y qué hay de los probióticos?
Los probióticos son organismos vivos que aportan beneficios a nuestra flora intestinal, pero como es reconocido incluso por la OMS y la FAO, deben ser administrados en cantidades adecuadas. Existen dos tipos de estos bacterias o levaduras. La primera de ellas son los más conocidos, los Lactobacillus y las bifidobacterias.
Podemos introducirlos de manera natural a través de nuestra dieta si incluimos lácteos de calidad como el yogur (debe ser natural, sin aditivos, desde luego sin azúcar y preferiblemente entero), kéfir y queso fresco. También alimentos fermentados como el chucrut, pepinillo encurtido, miso o tempeh, té kombucha y kimchi de entre otros. Hay estudios que aseguran que también el chocolate negro es incluso más rico en probióticos que los lácteos, eso si, con un contenido mayor a 80 % de cacao y sin azúcares añadidos.
Practica ejercicio físico con regularidad.
Existen ya estudios científicos serios que acreditan que existe una asociación positiva entre la actividad física y la diversidad y composición de nuestra microbiota.
Mantén un horario lo más regular posible de comidas.
Mantén a raya el estrés.
Un paso más allá para sentirnos bien.
Hay muchos estudios que han demostrado que el estrés produce inflamación y esta a su vez, un daño directo a nuestra flora intestinal. Pero lo más interesante es que empiezan a aparecer estudios científicos serios, que relacionan la disbiosis (alteración de la composición y/o las funciones de nuestra microbiota) con la falta de serotonina.