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¿Quién educa sobre el acné: las redes o los profesionales?

Entre modas, consejos virales y falsas promesas, lo que más falta es criterio.

No todo el mundo es capaz de mirarse al espejo. Pero además, en la adolescencia, cuando todo cambia y nada parece estar bajo control, los granos aparecen como una herida visible que duele por fuera y por dentro. La piel se convierte en escenario de inseguridades; por ello, pocas cosas preocupan tanto a jóvenes y familias como el acné. No hablamos solo de estética: hablamos de autoestima, de confianza, de aprender a vivir en un cuerpo que se transforma. Y la pregunta se repite una y otra vez: ¿funcionan las cremas?

La respuesta rápida sería que no hay cremas milagro; la honesta, que las cremas por sí solas no resuelven el acné. El acné es un fenómeno multifactorial: hormonas, genética, estrés, alimentación, hábitos de higiene, cosmética inadecuada… todo influye. Y también nos perjudica cuando lo abordamos encadenando productos que prometen resultados inmediatos, en lugar de un plan con sentido.

Multitud de teléfonos con propuestas de cremas y recomendaciones. ESTELA Belleza. Imagen generada con IA con fines ilustrativos.

El problema no es la existencia de cremas, sino la ilusión de que ellas solas bastan. Porque no, no hay un frasco milagroso. Pero sí hay un plan, y la cosmética adecuada, personalizada y constante es una pieza clave de ese plan. El acné no se resuelve solo con cosmética, pero tampoco sin ella.

Lo que me preocupa es el ruido que rodea a los adolescentes: cientos de vídeos en TikTok, consejos contradictorios en redes, rutinas imposibles que parecen un castigo más que cuidado. Y mientras tanto, la frustración crece: “ya he probado de todo y nada funciona”. Lo comprendo, pero también sé que no se trata de probar de todo, sino de entender el caso concreto. Hay más información que nunca, más productos, más rutinas, más consejos… pero ¿más conocimiento real? La respuesta es un NO rotundo. Las redes pueden ser un buen punto de partida para descubrir temas, pero el criterio para separar señal de ruido se aprende con acompañamiento profesional. Soy especialista en piel y su cuidado. Soy esteticista, fisioterapeuta especialista en fisioterapia estética, dermofarmacia y formulación cosmética, además de cosmetóloga y cosmiatra. Amo la cosmética, la valoro, la estudio… y precisamente por eso me preocupa lo que estamos viviendo. De hecho, cuanto más me especializo en esto y más experiencia sumo, más consciente soy de su complejidad. Prescribir un tratamiento cosmético para casa no es fácil.

Pero, además, surge una cuestión añadida: ¿dermatología o estética? Mi experiencia me dice que no hay que elegir, sino coordinar. A veces basta con tratamientos estéticos; otras, necesitamos sumar dermatología, nutrición o medicina estética. La clave está en no trivializar ni dramatizar, sino acompañar con criterio, ofreciendo un plan realista que dé resultados sin falsas promesas.

Lo que no podemos seguir alimentando es la fantasía de la solución exprés. Ese “no pasa nada, mamá, luego me pasan un láser y se quita todo” refleja una peligrosa mentalidad de inmediatez. La piel no funciona con atajos, y educar en esa creencia es sembrar más frustración. Aceptar que los procesos requieren tiempo es una lección valiosa que trasciende lo puramente dermatológico.

Madre e hijo adolescente en una consulta para tratar su problema de acné. ESTELA Belleza. Imagen generada con IA con fines ilustrativos.

El mensaje es claro: los granos tienen solución, pero no hay recetas universales. Cada piel necesita un plan individual; cada familia, una guía. Y lo que sí es universal es la necesidad de rigor, constancia y paciencia. No hay milagros, pero hay caminos. Y transitarlos bien marca la diferencia no solo en la piel, sino también en la vida. Porque aprender a cuidarse, con la piel como excusa, es también aprender a tener criterio, a filtrar información y a tomar decisiones informadas.

Al final, el acné no debería ser un enemigo al que temer, sino un reto que puede resolverse con acompañamiento, conocimiento y realismo asumiendo que los cambios sostenibles se construyen semana a semana. La buena noticia es que la piel agradece cada paso bien hecho. La gran noticia es que, más allá de los granos, esa experiencia puede ayudar a los adolescentes a crecer con una mirada más crítica y menos ingenua ante un mundo que, dentro y fuera del espejo, también promete soluciones mágicas.

(Artículo de María Estela de Abajo Sanz para LNE el 20 de septiembre de 2025)

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