Cosmética Japonesa
Un viaje a Japón permitió observar la cosmética japonesa en su entorno natural, destacando la diferencia entre cosméticos y quasi-drugs (cuasifármacos). La rutina japonesa se centra en capas finas de hidratación y protección solar, con texturas ligeras y un enfoque minimalista. Activos como la vitamina C, ceramidas y ácido tranexámico son comunes, y la fotoprotección es una prioridad cultural.
¿Cómo te decidiste a emprender un viaje a Japón y así conocer la cosmética japonesa in situ? ¿Cuándo lo hiciste?
Fui a Japón por un motivo personal, un viaje familiar a finales de julio y agosto de este año. Aun así, cuando trabajas cada día con la piel, te dedicas a la estética y además amas la profesión, es inevitable mirar todo con ojos profesionales: los diferentes establecimientos, los productos, las texturas, cómo compra la gente, sus pieles…
No llevé agenda de marcas ni citas con laboratorios; preferí observar sin guión. Eso me permitió ver la cosmética japonesa tal y como se vive: en el lineal, en la mano y, sobre todo, en la rutina cotidiana.
Me parece importante explicar antes de nada, qué es “cosmética” en Japón. Allí, bajo la normativa sanitaria, conviven dos grandes categorías: cosméticos y quasi-drugs (cuasifármacos).
Los cosméticos “puros” se orientan a limpiar, perfumar, proteger, mantener en buen estado o embellecer sin alegaciones farmacológicas.
Los quasi-drugs son productos de acción suave aprobados para fines concretos (p. ej., prevenir manchas, acné o caspa). Llevan en el envase esa calificación y sus claims son acotados por la autoridad pertinente. En Europa, en cambio, la cosmética se define por función (limpiar, proteger, embellecer) y no existe una categoría intermedia equivalente: si un producto pretende tratar o prevenir una patología, pasa a otras normativas.
¿Qué lugares o establecimientos has visitado y cómo recuerdas tu experiencia?
Tokio, Kanazawa, Takayama, Kioto y Osaka son algunos de los lugares que visitamos. En cada lugar y cada rincón encontré algo que trasladar a mi mundo belleza, millones de ideas e inspiración.
También hubo lugares en los que me dediqué de manera más intensa a analizar y deleitarme con la cosmética. En Asakusa (Tokio) entré en una drugstore donde hubiera estado metida días enteros: toda la cartelería hablaba de calmar la piel y de poros, en un lenguaje directo, CICA, “pore care”. Lo claims eran sencillos, tipo “piel cómoda todos los días”.
En Ikebukuro (Tokio) visité @cosme STORE, una tienda curada por la comunidad es decir, con selección y exposición guiadas por reseñas y rankings, y muchos probadores para comparar texturas y unas estantería con bastante información que invitaban a comparar. Allí me llamaron la atención sobre todo varias leches limpiadoras clasificadas como “brightening milk”, con derivados de vitamina C, dentro de la categoría quasi-drug.
Más al norte, en Takayama, encontré una tienda con lineales muy potentes en la que me llamaron la atención productos de Obagi con distintas concentraciones de, una vez más, vitamina C, y también su línea antiedad con antioxidantes “de diario” en texturas ligeras.
Y en Osaka (Namba) pude dedicar un tiempo a descubrir otra constante en todo Japón: las mascarillas en bolsas. Hay de todos los tipos que la mente pueda imaginar; un paraíso para amantes de la cosmética.
Si tuviera que resumir el recuerdo general, hablaría de orden y pulcritud.

¿A qué conclusiones has llegado sobre la cosmética japonesa? ¿Qué tiene de especial en tu opinión?
Más allá de posicionarme en los clásicos “es buena o mala”, “es mejor o peor”, que no conducen a nada, conviene recordar que tiene diferencias, y aclarar cómo se organiza la venta de productos de belleza en Japón. En resumen, existen diferentes tipos de establecimientos:
- Drugstore de barrio (o lo que es lo mismo, parafarmacias de cadena): ofrece gran surtido de cuidado diario, solares, mascarillas y OTC (over the counter, medicación sin receta). Mucha rotación y horarios amplios.
- Tienda curada por la comunidad: tienda que ofrece una selección y exposición que está definida por valoraciones y reseñas (rankings de “lo más popular”), con probadores para comparar texturas y acabados.
- Multitienda de estilo de vida: espacios donde belleza convive con papelería, organización y hogar; selección cuidada y experiencia de paseo mientras avanzas por el establecimiento.
- Grandes almacenes: con corners de alta cosmética y asesoramiento más técnico y ritualizado.
- Megatiendas turísticas 24 h: espacios con surtido enorme de productos superventas y packs pensados para compra “de paso”, llevar cosas para regalar…
En cuanto a las conclusiones, hay tres ideas que la definen bien:
- Generalmente emplean capas finas: tras la limpieza es muy habitual usar alguna loción que “moja” la epidermis y una emulsión que sella sin pesar; las cremas ricas se reservan para la noche, o para pieles que realmente la necesitan.
- Mucha importancia a mantener barrera cutánea tranquila: humectantes bien elegidos, ceramidas, hialurónicos de varios pesos moleculares e ingredientes calmantes para mantener la piel estable y tranquila.
- Gran cultura de fotoprotección: enorme oferta de SPF con acabados imperceptibles y presencia habitual del PA (escala de protección UVA) en el lenguaje del lineal.
¿Qué diferencias hallas entre el skin care europeo y el japonés? Sobre este último, ¿es tan hidratante y antiinflamatorio como dicen?
En Europa es frecuente la tríada limpieza, suero y crema, y convivimos bien con cremas de consistencia más densa cuando la piel lo pide. En Japón predomina una arquitectura corta y muy constante sobre todo limpieza suave, loción, emulsiones y sobre todo todo uso de protección solar.
Frente al tópico de las “10 etapas”, la J-beauty se describe más bien como minimalista (menos pasos, más precisión), aunque con mucho método en el orden y la aplicación.
Son muy abundantes las texturas ligeras, que buscan desaparecer: geles, leches, lociones, cremas… con acabado imperceptible. Texturas que hidratan sin pesar.
La fotoprotección ocupa un lugar estructural en la rutina diaria y es habitual ver el PA para indicar el nivel de protección frente a UVA.
¿Hidratante y antiinflamatorio? Sí, diría que es el hilo conductor, hidratar y calmar en capas finas para mantener una barrera estable. Es lo que más abunda, añadiendo la característica de ligereza y rápida absorción. No me resultó extraño, dado la cantidad de pieles con exceso de grasa, e incluso acnéicas que vi durante toda mi estancia allí. Es un enfoque muy compatible con pieles mixtas o con tendencia al brillo y con climas cálido-húmedos como los del verano que viví allí; por eso abundan ese tipo de fórmulas. Un matiz: vi mucha diversidad de pieles, no una piel “ideal” uniforme. Precisamente por eso valoro este planteamiento: primero estabilizar, después tratar con precisión. Me llamó la atención frente a la idea preconcebida que llevaba de encontrarme esas pieles perfectas que siempre se asocian a los/as orientales.

¿Algunos activos y/o productos-tipo de la cosmética japonesa que te hayan impresionado? ¿Piensas incorporar alguno en tu salón?
Dentro de lo que se puede analizar a través de los INCI, y testando en dorso de la mano y antebrazo, me gustaron las lociones hidratantes, muy tolerables como primer gesto tras la limpieza. También muchas de las emulsiones pensadas para fortalecer la función barrera, pero con texturas ligeras que sellan sin sensación de ocluir, que me parecen muy útiles en pieles reactivas y climas húmedos.
También los fotoprotectores de acabado imperceptible, porque presupongo que ello facilita la adherencia real al producto y su uso apropiado. Dentro de estos, es muy habitual ver activos aprobados oficialmente para “prevenir manchas y pecas”, como el ácido tranexámico, la arbutina y el ácido kójico.. Un activo característico del mercado japonés es 4-metoxisalicilato potásico (4MSK), aprobado como blanqueante (quasi-drug).
En cuanto a otros ingredientes, destacaría la gran abundancia de derivados de vitamina C (como ascorbil-glucósido), las ceramidas (muy especialmente pseudo-ceramidas como p. ej., cetyl-PG hydroxyethyl palmitamide), los ácidos hialurónicos multipeso y también la presencia de ácido tranexámico en contextos quasi-drug para la pigmentación. No obstante, bastante similar a lo que encontramos en Europa.
Me llamó la atención ver con bastante frecuencia el dipotasio glicirrizinato (INCI: Dipotassium Glycyrrhizate) un ingrediente que no había tenido en cuenta al no habérmelo encontrado en los productos que manejo o analizo habitualmente. Sin embargo, una vez aquí, en España, ahora cada vez lo veo más, sobre todo en marcas más populares y económicas. Me parece un ingrediente interesante y me genera curiosidad ver cómo se comporta en piel.
Es importante tener en cuenta que aunque una marca sea japonesa, en Europa puede haber ingredientes que aparecen como ingrediente cosmético y sus mensajes se rigen por la normativa europea y en Japón, ese mismo activo puede estar aprobado como quasi-drug con alegaciones funcionales específicas.
¿Incorporarlo al salón? Me parece un esfuerzo innecesario dados los riesgos que conlleva siempre incorporar una nueva marca, que no acabas conociendo hasta que la testas en muchos pacientes, y sumado a lo complejo de traerlo desde allí. La decisión no la toma una etiqueta, la toma la piel en uso real. En mi caso, una marca no me conquista hasta que no empiezo a ver resultados en las pieles que conozco.
Un apunte final que considero importante es que personalmente no recomiendo comprar cosmética durante ningún viaje si no hay criterio. No hablo de adquirir algún producto por capricho o curiosidad, sino de compras masivas y compulsivas. No es una crítica a la cosmética japonesa, puesto que vi formulaciones sensatas y texturas excelentes, es una crítica a la compra por impulso. Un producto se conoce de verdad cuando lo ves funcionar en muchas pieles y en distintos momentos. Por eso solo tiene sentido adquirir fuera lo que ya usas y te funciona, o lo que llevas prescrito para tu caso, sabiendo qué objetivo cubre y qué paso sustituye. Lo importante no es el país, sino la coherencia entre formulación, piel y pauta.
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