Belleza con cabeza: un año de cuidado y de sueños en marcha
Formación, implicación y una forma de entender la estética lejos de la frivolidad.
Este año se ha hablado mucho de “autocuidado”, pero también de crisis, recortes, incertidumbre… ¿De verdad estamos para hablar de belleza?
Pues sí. Parece que cuando nombramos la belleza en voz alta, y más en un contexto de dificultad, estamos hablando de frivolidades. Pero, como no todo es blanco o negro, en mi concepto de estética no entra la frivolidad. Para mí, la belleza, entendida como cuidado y como respeto al cuerpo, no es un lujo decorativo: es una necesidad básica. No hablo de coleccionar productos ni de vivir para la foto de redes sociales; hablo de tener, aunque sea, un pequeño espacio propio donde parar, respirar y reconectar con una misma. Eso, en tiempos difíciles, es casi una forma de resistencia.
Entonces, ¿qué diferencia hay entre “belleza” como consumo y “belleza” como cuidado real?
La diferencia es enorme. El consumo tiene que ver con acumular cosas, seguir modas, comprar por impulso el tratamiento o la crema de moda. El cuidado tiene que ver con priorizarse, con poner límites: a las prisas, a la autoexigencia y a ese discurso que nos repite que nunca estamos a la altura. En ESTELA Belleza siempre defendemos que la belleza no es una máscara que te pones para gustar más, sino la consecuencia de tratar tu piel y tu cuerpo con criterio, con serenidad y con respeto.
Estamos en época de regalos. ¿Qué opinas de “regalar belleza” por Navidad o Reyes?
Me parece una idea preciosa… si se entiende bien el mensaje. Para mí, un regalo de belleza tendría que decir algo así como: “quiero que te cuides y tengas un rato para ti”, no “quiero que cambies” o “te veo algo que hay que arreglar”. Y, si puede ir acompañado de información clara y de criterio profesional, mejor todavía. Es muy distinto regalar una experiencia pensada para esa persona, que comprar por impulso algo solo porque lo has visto en redes.
Este año, además, EstelaBelleza ha seguido reforzando su nombre a nivel nacional. ¿Cómo ha sido 2025 para ti como centro con más de medio siglo de trayectoria?
Ha sido un año intenso y muy significativo. No es lo mismo decir que llevas más de cincuenta años que vivir lo que eso implica: sostener una manera de trabajar, adaptarte a los cambios del sector, mantener la confianza de varias generaciones de clientas… y seguir creciendo. Cumplir más de cincuenta años no nos ha relajado en absoluto, al contrario: cada vez somos más conscientes del lugar que ocupamos y del respeto que nos hemos ganado, y eso nos compromete mucho.
¿A qué atribuyes ese posicionamiento y ese reconocimiento cada vez mayor?
Si tuviera que resumirlo en pocas palabras, serían profesionalidad, honestidad, formación e implicación. Todo esto se sostiene gracias a un reciclaje constante en cosmética, en aparatología, en fisiología, en gestión de empresa, en la comunicación con la persona que tenemos delante… Este ha sido un año absolutamente plagado de formación, dentro y fuera del centro. Y, al mismo tiempo, hay una implicación muy real del equipo: no venimos “a pasar el día”, venimos a pensar, a cuestionar, a mejorar cada protocolo. Esa es la actitud que quiero y por la que voy a luchar.
¿En qué ha cambiado vuestra forma de trabajar respecto a hace unos años?
Yo diría que cada vez somos más selectivas y más exigentes, pero en el buen sentido. No nos dejamos llevar por cada moda que aparece; nos preguntamos qué aporta, qué evidencia tiene detrás, para quién tiene sentido y para quién no. Hemos afinado mucho el diagnóstico, la personalización de las rutinas y de los tratamientos, y también el acompañamiento emocional. Porque cuando alguien se tumba en la camilla trae su piel, sí, pero también su cansancio, su calendario y su historia. Trabajar bien hoy implica tener todo eso en cuenta.
Decías que ha sido un año muy formativo y a la vez un año de sueños que se están gestando. ¿Puedes contarnos algo de esos sueños?
Hay proyectos que todavía están “en cocina” y que no puedo detallar, pero sí puedo decir que tienen que ver con seguir creciendo sin perder nuestra esencia: más divulgación con criterio, más presencia en espacios donde la estética se entienda con rigor y nuevas formas de acompañar a las personas que confían en nosotros. No buscamos “hacernos grandes” porque ya lo somos en nuestra propia escala de grandeza, sino consolidar una filosofía de belleza con cabeza y un modelo de trabajo que mira la piel y el cuerpo con respeto y criterio, y llevarlo un poco más lejos.
Si tuvieras que quedarte con un aprendizaje de este año, tanto a nivel personal como profesional, ¿cuál sería?
Que no podemos cuidar bien, si nos descuidamos nosotras. Cuidar de otras personas y contribuir a su bienestar hace que cada día sienta que tengo el trabajo más bonito del mundo. Así que gracias a quienes lo hacen posible. ¡Felices fiestas!
(Entrevista aparecida en el Comercio el 23 de diciembre de 2025)
