Un año más, toca hablar de regalos
Aunque de pereza, no quiero dejar de aportar mi granito de arena
Confieso que a veces tengo sentimientos encontrados respecto a este tema. Por un lado, me da cierta pereza hablar de regalos otra vez, un año más, y encima parece que para decir siempre lo mismo. Por otro, aunque me encanta hacer regalos, soy de las que se atascan con las ideas de qué comprar, me llega la fecha límite, y me agobio muchísimo. Así que aunque sólo sea por eso, allá voy, otra navidad más a poner mi granito de arena para que después de leer esto tengáis al menos algún regalo solucionado.
Es fácil: TARJETA REGALO. Seguid leyendo y lo entenderéis.
Estas son mis razones
Una de las cosas más deseadas en nuestra sociedad es: “necesito tiempo para mi”. Pues bien, cuando se regalan servicios de belleza, no te queda otra que sacar un hueco, tumbarte y dejarte hacer.
Y esta otra: “quiero empezar a cuidarme, de este año no pasa”. Regalando belleza, estamos dando ese primer empujón y que no se pase un año más sin hacerlo. Además, es entrar por la puerta grande, porque no sólo es el comienzo en los cuidados de belleza, sino que es un un camino que hará en compañía profesional.
No imagináis la cantidad de veces que pensamos eso de “quiero hacerme…”, “me apetecería hacerme…” seguido de un “… tengo que llamar”. Regalando belleza, eso está solucionado, porque alguien lo hará por ti.
Por eso la mejor solución para cualquiera de las opciones anteriores, son las tarjetas regalo. Simplemente se necesita saber cuánto dinero se quiere invertir y se adpatará a las necesidades reales de cada persona y al importe del regalo.
Hace poco un cliente me dijo que no quería regalar una tarjeta porque le parecía impersonal. Nada más lejos de la realidad, porque precisamente permite hacer exactamente lo que cada persona y piel necesite en el preciso momento que venga a disfrutar de su tratamiento.
No te olvides de quién recibirá el regalo
Cuando hacemos un regalo siempre queremos acertar, sorprender a ese ser querido y hacerle feliz con nuestro regalo. Pero no es tan sencillo saber qué necesita la piel, y además la piel importa, y mucho, porque una piel bonita es una piel sana. ¿Si te regalan un tratamiento que no es adecuado para tu piel? ¿O que no cumple con las necesidades que esta tiene?
Y esto me lleva de cabeza a hablar de productos, y aquí llega el drama. Se regala cosmética demasiado alegremente, y después vienen los consultas para arreglar el desaguisado. En fin, tirando piedras contra mi propio tejado, mi consejo es que no regaléis cosméticos. Cada año venís con vuestros bonitos packs de navidad que os regalaron, o lo que comprasteis en el black friday, sin saber muy bien cómo incorporarlos a la rutina cosmética, o si existe alguna incompatibilidad con vuestros cuidados actuales.
Solo hay una excepción, si pedís consejo a la persona encargada de cuidar la piel del destinatario/a del regalo. Además ahí también está la posibilidad de regalar extras como por ejemplo mascarillas, exfoliantes, productos de pestañas, del cuidado de los pies … Y una vez más, aquí también sería válida la opción de la tarjeta regalo, que incluiría el asesoramiento y los productos recomendados.
Un valor añadido sin coste adicional
Uno de los grandes valores asociado a los tratamientos y sin coste adicional, es la elaboración de la rutina cosmética domiciliaria. Se hace un gran esfuerzo en este punto, que es clave para el éxito completo. ¿En qué se diferencian mis prescripciones de cualquier otro tipo de asesoramiento cosmético? Lo tengo claro:
Trabajo a diario con la piel, observando las respuestas de todos y cada uno de los cosméticos con los que trabajamos, en todo tipo de pieles y circunstancias, y veo la evolución. Conozco los ingredientes cosméticos, en la teoría y en la práctica. Y, por supuesto, la cualificación profesional, continua y de calidad, en la que invierto sin escatimar cada temporada.
Después de tantos años siendo un “regalo seguro” bajo vuestros árboles de navidad, la mayoría de personas a quienes van dirigidas nuestras tarjetas, tienen varias cosas en común. Son personas que buscan un asesoramiento altamente cualificado, real, y honesto. Valoran la calidad de los productos y la salud de su piel. Exigen calidad en el servicio y, por supuesto no quieren perder su tiempo y tienen en cuenta en qué invierten su dinero.
(Artículo de María Estela de Abajo Sanz del sábado 18 de diciembre de 2021 en LNE)