Esa era la pieza, la limpieza
A veces queremos buscar tratamientos o productos innovadores y sofisticados y la pieza que falta para empezar a mejorar es simplemente la limpieza. A nivel de piel, indiscutible, pero a nivel de cualquier otra alteración estética que se desee tratar, también.
Que la limpieza es un paso imprescindible en el cuidado de la piel es de sobra conocido. Sin embargo cuántas cosas hay que se saben, pero no se tienen en cuenta… Me gusta explicar lo importante de escoger el protocolo y los productos adecuados, porque de ello depende en gran medida el éxito de toda rutina facial, por eso es algo que conviene revisar y me ha parecido oportuno recordarlo por aquí. Creo que la propia industria cosmética se ha encargado de complicarlo.
Cada persona es distinta y cada piel tiene su necesidad. Por eso hay tantas opciones, porque hay que adaptarse a la persona y a su piel.
Como ya estaréis imaginando, a poco que hayáis leído mis artículos, o seguido mis recomendaciones, en este tema tampoco hay verdades absolutas. Pero hay cosas que nos las meten aunque sea a calzador, como ha ocurrido en los últimos años con el boom de la doble limpieza. No estoy diciendo que esté en contra, sólo digo que es negociable, y vaya si lo es.
Pero cuesta decir sin que alguien se tire a mi cuello, que la doble limpieza no siempre es necesaria, por ejemplo. Es un pecado beauty en toda regla.
Ahora bien, lo que sí está claro es que el agua no es suficiente, porque aunque es capaz de eliminar una parte de la suciedad de la piel, no puede con el sebo, el maquillaje, el protector solar, ni muchos de los agentes contaminantes.
También resulta muy lógico admitir que la limpieza nocturna es necesaria, aunque a algunas personas les de pereza, ya lo se, es un “no negociable”. Permite retirar de forma efectiva secreciones cutáneas, sudor, polución, humo del tabaco, maquillaje, protección solar… Así que sí, aunque uno no se maquille, es necesario limpiar la piel.
En cuanto a las limpiezas profesionales, creo que podría estar escribiendo artículos enteros un día tras otro sin agotar ideas ni las cosas que contar. Sobra decir que en ningún caso, una higiene o limpieza facial en cabina exime de hacer esa parte de la rutina en casa. Son cosas totalmente diferentes. Es más, si sólo pudiera escoger una, me quedo con la del día a día. Pero llega un momento, sobre todo en determinado tipo de pieles, que los cuidados diarios no son suficientes. Y ahí es cuando entran en escena los tratamientos profesionales.
¿Todo el mundo necesita una limpieza profesional? Pues sí y no. Hay pieles que apenas acumulan impurezas ni se obstruyen, por lo que no sería apropiado hacer ese tratamiento exclusivamente. Otra cosa es que dentro de una sesión elaborada acorde a sus necesidades específicas, se incluya una primera parte de limpieza, exfoliación y preparación de la piel. Sin embargo, hay otras pieles que nada más verlas lo están pidiendo a gritos. En ese caso, son el primer paso a dar, antes de abordar ninguna otra preocupación de la piel.
¿Hay que hacerse una limpieza profesional después del verano? Pues sí y no. Quizá sea uno de los momentos en que estadísticamente sea más necesario, por las consecuencias directas del sol en la piel, el mayor uso de protectores solares, incluso por el abandono de las rutinas cosméticas nocturnas. Pero eso no implica que sea algo absolutamente necesario en todas personas. De todas formas, ante la duda, lo mejor es consultarlo antes con un profesional. En cabina, muchas veces escuchamos decir eso de: “No pensaba que tenía tanto…”, “yo creía que estaba mejor…” Eso se debe a que no siempre se ve a simple vista todo lo que hay y el ojo profesional, la luz, la distancia y el tensado de la piel, hacen visible lo inimaginable. Esto resulta muy interesante porque permite adelantarse a la aparición del grano.
Y como no hay dos personas, ni dos pieles iguales, tampoco debería haber tratamientos genéricos, ni iguales. Por eso la carta de limpiezas faciales en nuestro centro es interminable. De hecho, no hay ni tan siquiera una carta como tal (esto tampoco se puede contar, porque no es un pecado beauty, pero sí de marketing). Combinamos y mezclamos cosméticos, técnicas y aparatología de la forma más inteligente en cada caso. Aún así se puede resumir en tres bloques. El primero hace referencia a la preparación de la piel, el segundo bloque atiende a las necesidades de cada caso mediante el apoyo y uso de la tecnología y en el tercero, los protagonistas son la cosmética y nuestras manos.
(Artículo de María Estela de Abajo Sanz para LNE el 21 de octubre de 2023)